martes, 10 de enero de 2012

"Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde"













Es mentira.










Yo sabía perfectamente lo que tenía, yo sabía los pro y los contra de tenerlo, yo sabía porqué lo tenía y qué había hecho que lo tenga, sólo que no sabía que alguna vez lo que iba a perder.










Porque uno no espera eso, uno no espera lo peor, cree hacerlo, pero lo peor que puede pasar no lo imagina.










Uno puede esperar que un familiar con cáncer muera, pero realmente no lo espera, espera a que se recupere, a que este bien, a que viva.










Uno no espera perder a alguien que quiere por una pelea, por una muerte, por una diferencia, por las vueltas de la vida. Uno espera peleas y distancias breves, no el final.










El final de algo nos toma desprevenidos, nos asusta y nos deja solos.










No esperamos pelearnos para siempre con esa persona, no esperamos perderla por una u otra razón.










Sabemos perfectamente que podemos perder una persona, pero nunca lo creemos verdaderamente.










Porque si valoramos lo que tenemos, si sabemos las clase de personas que nos rodean, simplemente no esperamos perderlas, porque son esenciales en nuestra vida.










Porque la persona que estuvo con nosotros cinco, diez, veinte años, no se puede ir por una pelea, no se puede morir, es injusto.










¿De qué mierda se trata la vida entonces? ¿De querer a alguien y perderlo? ¿De ir perdiendo perdiendo gente hasta encontrar la persona indicada hasta que se quede siempre?










No creo que sea ninguna de esas opciones, no creo que perdemos personas por peleas o por la vida simplemente para conocer el indicado. Porque uno puede encontrar a la persona indicada y que la persona diez años más tarde se muera.










Quizás de eso se trata la vida, de sobrevivir, de creer que los verdaderos problemas no lo son si no estos, que somos más fuertes de lo que creemos, que quizás estamos un poco más preparados para la despedida, que quizás las personas son caminos y viajes que se terminan cortando, y a medida que se cortan, lo único que podemos hacer es recordarlos con una sonrisa.

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