lunes, 21 de noviembre de 2011

Qué afán tiene el mundo de romper, destruir, destrozar, romper en mil pedazos. De infravalorar lo que importa y sobrevalorar lo que carece realmente de valor. De quitar esperanzas, destripar ilusiones, bombardear con palabras, pescar con hechos. Nadie es sincero ni consigo mismo, y es triste, pero inevitable. La vida en sí es una estafa, nos quieren hacer creer que hay gente que merece más la vida que otros, que los fuertes son los que dan, y que los débiles los que reciben; cuando en realidad, son mucho más fuertes los que aguantan los golpes, mucho más valientes de no rebajarse al nivel de los otros para responder. Así va todo. Los que menos se merecen más tienen, y al contrario. El hombre, experto manipulador, insuperable animal. Si, sí. ANIMAL. Creo que cualquier otro cuadrúpedo o bípedo tiene más valores que nosotros, los humanos.

No digo que no haya gente con valores, los hay. Pero la mayoría de la gente, los únicos valores que aprecian, son el valor de las cosas, su precio. Cuanto más caro, mejor. 

Veréis, el mundo es tan sólo un lugar donde nosotros habitamos; no sabemos nada de la vida, y creo que practicamente nunca llegaremos a saberlo. Pero sólo digo, que para vivir mejor, es mejor sin mentiras. Vivir con la verdad, vivir sabiendo, que todo lo que sabemos no es mentira.

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